Kilómetros de piel desnuda debajo de la ropa
que como plástico cubre los pensamientos.
Invierno. Camiseta. Pulover. Tapado.
Sentimientos helados y arrasados,
abandonados a la intemperie de otras miradas.
Se desmorona el esqueleto. Sin ruido.
Cae la estructura cubierta aún de carne.
Sin abrazo, sin dulzura.
Sólo lengua cuchilla y una espalda alejándose.
Ojos ajenos que observan desde mis propios huesos,
asomados como en balcones esperan.
Desde mis propios huecos orbiculares, las miradas de otros
se relamen placentera y victoriosamente.
Mientras cae la gota de saliva disfrazada de lágrima,
el gentío cambia la página y va por otra historia.
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