Prefiero contarte
ahora.
Ya te lo quiero
decir.
Antes de verte
partir
y verme sufriendo
sola,
sabiendo que ya
te añoran
mi alma y mi
cuerpo entero,
que guardaré de
recuerdo
el perfume de tu
pelo,
tus besos de
caramelo,
como tesoro
secreto.
Del tiempo de la
inocencia
Conservo con
esperanza,
mariposas en la
panza,
que desafían la
ciencia
aleteando con
paciencia,
Y aliviando
comezones
que empiezan en
los pezones
me trepan el
espinazo
me rodean como
brazos
sin mediar
explicaciones.
Veo que frunces
el ceño.
Ay! No me guardes rencor.
Te lo digo con
rubor
pero también con
empeño.
Es que me parece
un sueño
que ya no me
quieras tanto,
que no te pique
mi canto,
que no te importe
si lloro,
que mantengas el
decoro
mientras me voy
alejando.
Al fin y al cabo
la vida
se lo tomó todo a
risa,
o por lo menos a
prisa.
Fue rauda la
despedida.
Tu imagen
reconocida
se me volvió muy
distante,
tu susurro
disonante,
tu alegría una
utopía
a mi amor y su agonía
se los llevó la
bajante.
No te voy a
reclamar
Y tampoco a
maldecir
no se le puede
pedir
al corazón
palpitar,
ni al suspiro
suspirar.
Pero me siento en
derecho
de ofrecer lo que
cosecho
y guardaré para
ti.
El calor que
conocí
abrazadita a tu
pecho.
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