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viernes, 23 de septiembre de 2011

Desiertos

Verano de arenas interminables.
Lagartos y serpientes dibujan.
El viento se come los trazos.
La vida se arrastra y pasa.
Sin dejar huellas
Sólo pieles resecas en el camino,
abandonadas sin dolor 
cumpliendo ciclos.
Zorros escondidos. 
La oportunidad es prolijamente esperada.
Ninguna sombra es desaprovechada.
Esqueléticos arbustos,  
habitados por insectos.
Cae la noche, la calma desespera.
En un mar de viento 
la luna es señora del cielo
y reina en la tierra...
En su presencia
el sol no se atreve.
No castiga.
Desde el recuerdo, me despeino.
Me abanico con ramitas morenas
y bebo hasta el último sorbo de tus labios.
Me fortalezco y crezco en tus brazos
Me preparo para atravesar la tierra.
Nutrida con la ternura,
provista por tus besos
y estimulada con tus aromas,
me siento capaz de encarar
la travesía de vivir.

Hembra.

Hembra de todas la especies,
vives, recibes y das.
Tu aroma recorre kilómetros
provocando a bestias y a duendes
Te poseen en sus sueños.
Y al despertar, desesperan
por no recordar otra cosa
que tu piel.
Tu andar por la tierra,
emborracha, desequilibra
 inaugura la lluvia.
Sombra en  el desierto,
manantial en la selva,
amanecer en todo paisaje.
Eres la promesa del amor.
El horizonte. La llamada.
Mujer fundadora de idiomas,
madre de las culturas,
vientre, lecho, teta, canto.
Niña que siembra,
arrulla, juega y cría.
Ella, secreto y revelación
del todo, del ser uno.
Sin poder evitarlo,
enlaza con su abrazo
y teje con sus palabras
el devenir del Universo.

Dúo de soledades.

Imperceptibles huellas de dolor
se alojan en los cueros.
Detrás de las arrugas,
sueños viejos se atrincheran.
Resisten.
Manos que con múltiples tareas
aprenden a sostener el presente.
Una aparente seguridad, de pies
que avanzan, con buen tranco.
Irrumpiendo en un futuro
hoy cercano y posible.
El desarrollo, se muestra liviano,
incuestionable, normal.
Mientras delgadas heridas
se pronuncian y crecen
en almas que sin rumbo
permanecen desesperadas,
 melancólicas, errantes.
De tanto en tanto,
salen en forma de canto
y se retuercen entre cuerdas de guitarra.
Corazones que buscan a otros
con quienes tolerar su soledad,
se emparejan.
Escondiéndose.
Dúos de soledades
cantan como tormentas.
Suenan como machetes
desgarrando la música del bosque.
quebrando el melodioso silencio.
Dolor, muerte y verdad, 
caen como troncos hachados,
con grave estruendo 
que como puñal en el pecho,
ya no sorprende.
Si él no se encuentra, andará solo.
El y el otro.
Musgo, oscuridad,
hilo de agua, trino, luz, brisa,
vuelo de colores  y caricias.
Todo para el otro y él.
Pero andan de a pares y solos.
con la melancolía a cuestas.

Resistiendo los motivos.


Resisto frente a una torre de papeles,
que  esperan ser leídos, analizados,
extractados, comprendidos.
Despliego mis extremos a su alrededor.
Atino a rozarlos con las yemas de mis dedos.
Mas, no logro acercar uno de ellos a mis ojos.
Cuantos trastos detenidos en la cocina
requieren ser fregados y guardados.
Evidencian su uso y abandono,
sin prisa, permanecen sucios y quietos.
Mis pasos hacia la mesada, cambian,
tomando una dirección inesperada,
alejándome decididamente.
Ropa para planchar, cuerpos que bañar,
bocas que alimentar, plantas que regar,
costuras, remaches, pinceladas.
Quehaceres que me llaman.
Y yo, desarrugando la frente,
 desenredando las piernas,
desenfundando mis armas,
me dispongo a dejar
que el mundo gire a pesar mío.
Armada con imaginación,
sueños, música y un sillón.
Enumero motivos que desmotivan
Y sólo consigo palabras,
que brotan entre segundos,
con la naturalidad de la saliva,
el desparpajo de la picazón
y  la inevitable circulación
del aire y la sangre.

lunes, 19 de septiembre de 2011

En varios sentidos


Encendés todos mis sentidos,
en varios sentidos.
En sentido fotográfico, sos mi negativo.
En sentido gastronómico, el condimento secreto.
En sentido médico, el virus y el remedio.
En sentido musical, mi contrapunto.
En sentido artístico, sos inspiración.
En sentido común, sos mi locura.
En sentido religioso, creo en vos (y en mí).
Y en el supuesto sin sentido de este mundo,
sos la trama amorosa, que me rescata del fondo.
Que me salva y me valora,
Que me ofrece cada día el mejor de los espejos.
Definitivamente, tiene sentido
que me hayas encendido.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi no.

Mi  “no”, no cuenta, no canta, no corre.
No se niega, …simplemente no sale.
¿Se entiende? No puede.
Nada, ni un poquito.
Ni siquiera, de movimiento,
al de cabeza, me refiero.
No tiene fuerza, sí sentido,
pero no se convence,
y se deshace en la puerta
Ante la duda, no aparece.
Se nutre de razones,
de emociones y estados de ánimo.
Ensaya con acompañamiento,
gestos, tonos de voz, muletillas.
Se rodea de motivos
lógicos algunos, otros no tanto.
Yo le digo: No temas.
No pasa nada.
Pero no logra traspasar el portal.
El miedo sólo lo mira y el “no”, se disfraza.
Se enmascara, de capaces,
posiblementes  y  tal veces.
Se deschava, tarde.
Le digo, que es necesario,
Imprescindible.
Que no sólo yo lo espero.
Nada lo convence.
A veces jugamos.
Nos negamos cantando en el espejo.
- No puedo.
- No quiero.
- No tengo.
-No sé.
-No entiendo.
- No me parece.
- No.
-¿Por qué?, porque no.
- No y no.
Un “no”, con risa, con paciencia,
Un “no”, llano, liso, sano.
No tolera la escena
Y recula. Sale el sí, claro.
Y ¡Zas! Otra vez, se atrinchera en la garganta.
No sube, ni baja.
Ocupa la gola, como un globo.
El “no” hinchado, me ahoga.
Finalmente, lo trago.
No sale. No canta. No corre.
No nada. No niega.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Descubro tu mirada 
detrás del pétalo húmedo aún.
Adivino por tus cejas
la sonrisa franca y ancha.
Blancos rayos atacan mis ojos.
Tu imagen se desdibuja
y desespero, decaigo...
Pero al llegar tu mano a la mía
resplandece y brilla mi frente.
Decido enfrentar tu hermoso rostro
y soportar de pie todo el amor.
Ensayo en secreto una mueca tierna
y palidezco sin remedio ante tí.
Eres paciente, me sostienes sin presión
y tengo tiempo para pensar cómo mirarte.
Pero es tan duro el torrente que me inspiras,
que sólo atino a inclinarme sobre tu pecho.
¡Qué descubrimiento! Tus turbinas rechinan.
Presiento que un volcán quiere abrirte.
La certeza de tu emoción, me da valor
y levanto la cabeza.
Esa forma, ese color, este calor,
es exactamente como lo esperaba
y confirmo una vez más
y ya son cientas.
Que te amo y que te amo.

Imagen húmeda.

He estado buscando una palabra
que sintetice mi ir sin parar hacia tu ombligo,
hacia tu ser mi puerto, 
hacia tu espalda.
No encuentro más que tu nombre
trenzado en mi pensamiento,
disuelto en los fluídos de mi cuerpo,
danzando, entrando y  saliendo por mis poros.
Camino a la conciencia
a la verdad, a la clara mirada,
a la desnudez del sentimiento,
descalza y decidida, salgo,
para volver a entrar.
Porque es aquí donde te encuentro
intacta, maestra, creadora,
segura en mis recuerdos,
abrigada en mi memoria,
y porqué negarlo, presa.
Presa de mi deseo 
y de mí no querer olvidarme
de todo lo que fui
entre tus manos.
No he encontrado la palabra,
sólo tu nombre
y algún sabor intacto
en la mucosa del recuerdo
que se resiste al olvido,
que mantiene húmeda tu imagen.
Para que mi alma resbale sin cuidado 
hasta toda la profundida de la tierra.

Hace ya muchos ceniceros
voy masticando mi soledad,
fumando el recuerdo de tus ojos.
Brillo, dudas,
luces húmedas en tu ventana
y mi lenta espera en el mostrador.
Dame la mano en la mano.
La virtud de tu sonrisa
pasó a desesperarme, 
a desarmar mi tranquilidad
y transformarla en una loca búsqueda de calor,
aunque hoy sólo sea
fiebre, entre tus brazos.

Festejo

Festejo el antojo del universo,
de proponer a mi sed, 
el fuego de tu boca
y a tu manantial,
el cántaro de mi ser.
Sedienta y adicta
vuelvo a buscarte, copa,
colmada, sigo bebiendo.

Puerto

Amarro mi barco en tu puerto.
Mi barco ojo,
viene de navegar tu sonrisa 
en un apurado y brillante atardecer.
Mi barco labio,
que recorrió el mar adentro de tu boca,
sobreviviendo a la tormenta
de tu arrebato y tu locura.
Mi barco mano,
que conoció la bahía de tu cintura,
las penínsulas de tus nalgas
y se perdió de noche entre tus piernas.
Mi barco oído,
que seducido por tu voz,
resistió la borrachera
luego de tu canto brujo,
de la audaz promesa 
y la dulce noticia de tu amor.
Mi barco piel
que se deja atrapar, remolcar, atraer.
Descansa y fluye en la corriente,
hacia tí, sin timonel.
Como si no existiera otro destino.
Como si todo el universo
lo llevara a tí.
Como si hubiese conocido tu domicilio
y lo hubiese guardado en la memoria
desde la infancia.
Todo mi barco,
y la tripulación de sentidos
llega a tu ser, como al puerto deseado y prometido.
Y besa tu suelo y agradece,
dispuesto a dejarte
los tesoros conseguidos.
Vengo trayendo manjares y sabores
para homenajearte.
Descansaré en tus sábanas,
descubrirás en mí las marcas.
Podrás si quieres, curar tal vez alguna herida
o simplemente dejarme descansar.
Pero sabrás amor, que habré llegado,
nave o balsa...
a entregarte cada astilla, la brújula,
el ancla y  la amarra.

Cotidiana

¿Es cosa de poetas la poesía?

Tu risa desnuda un poema ante mis ojos.

Una teta inocula metáforas en un niño.

Lo alimenta con rítmico placer,

prometiéndole imágenes perpetuas.

El juego, el terror, la alegría,

la prisa, el desconsuelo, la desazón, 

el abrigo de tus brazos...

Casi todo se me vuelve verso.

El odio incluso,

cuando nutre a la llaga purulenta e infesta el horizonte.

Lo que conmueve.

Eso que hierve en el pecho y no sale por la boca.

El anciano chueco, cuyas arrugas destilan rimas.

El obrero en el descanso,

su sandwich,

el agua que lava sus manos antes del regreso.

Misterios, asombros, emociones,

penas que desconocen métrica,

escriben en mí la poesía que viaja en el aire.


Tropilla


Tropilla de caballos
briosos, decididos
Corren detrás del líder
que equivocado  desata la muerte.
Pura energía, sudorosa,
fuerza vital e incontenible.
Todo pisan, muelen, aplastan.
Sólo corren detrás de él.
El sólo corre, delante de ellos.
Marea, nervio, músculo,
Verbo, correr, atropellar, matar.
Sustantivo, insensatez, orgullo, ímpetu,
Fuerza naturaleza,
que desconoce el control, el cauce.
Mañana la hierba seguirá sangrando,
Las bestias descansarán.
Las huellas alojarán humedad.
Sin culpa, la muerte atravesó el valle,
La muerte dio lugar a la cadena,
que anuda al destino y la esperanza.