Verano de arenas interminables.
Lagartos y serpientes dibujan.
El viento se come los trazos.
La vida se arrastra y pasa.
Sin dejar huellas
Sólo pieles resecas en el camino,
abandonadas sin dolor
cumpliendo ciclos.
Zorros escondidos.
La oportunidad es prolijamente esperada.
Ninguna sombra es desaprovechada.
Esqueléticos arbustos,
habitados por insectos.
Cae la noche, la calma desespera.
En un mar de viento
la luna es señora del cielo
y reina en la tierra...
En su presencia
el sol no se atreve.
No castiga.
Desde el recuerdo, me despeino.
Me abanico con ramitas morenas
y bebo hasta el último sorbo de tus labios.
Me fortalezco y crezco en tus brazos
Me preparo para atravesar la tierra.
Nutrida con la ternura,
provista por tus besos
y estimulada con tus aromas,
me siento capaz de encarar
la travesía de vivir.