Removiendo la cebolla y el tomate, cortando el perejil así chiquito, inhalando oleadas con laureles, te traigo a mi ladito. Escucho tus canciones, tus consejos, los que te dio tu abuela en otras tierras y me descubro sonriendo y tarareando. Mis hijes, mis amigues, mis amades recibirán gozosos tus aromas, nutrirán sus cuerpos tus saberes y por sus savias, tal vez a nuevos seres.
Removiendo la cebolla y el tomate, danzamos el encuentro en una olla y celebramos con secretos revelados el sabor de los amores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario